Turandot en la playa

Turandot, princesa imperial china, hija única y heredera al trono, ha hecho jurado a su padre que la dejará imponer unos enigmas a todos los príncipes que quieran casarse con ella. Como los candidatos no contestan afirmativamente son ejecutados. Hasta que llega Calaf y consigue deshacer el hielo del corazón de la principessa y hacerse con su amor. La ópera de Puccini, acompañada por la brisa mediterránea de la Barceloneta es uno de los grandes placeres que nos ofrecen las noches de verano. El Liceu, por tercer año consecutivo, ha llevado al escenario mayestático del gran teatro en una pantalla situada a pie de arena. El éxito de la iniciativa está asegurado, y más si podemos ver gratuitamente la solemnidad lírica de una historia de amor. El año pasado vimos a Josep Carreras, en un concierto «para todos los públicos», dijeron…

Este año estamos celebrando el décimo aniversario de la apertura del Gran Teatre del Liceu tras el incendio. Aquel verano de 1999 el público expectante asistió a la puesta en escena de Núria Espert . Espectacular siempre y en este caso, también más elegante. Turandot tiene una particularidad. Giacomo Puccini murió antes de finalizar el tercer acto, cuando se está desarrollando el dúo Calaf- Turandot y la princesa cede finalmente al amor. Es habitual que las diferentes versiones que se han sucedido adapten al final de Franco Alfano que se estrenó en 1926 en la Scala de Milán. Personalmente, me gusta la opción melodramática que hemos visto en el Liceu.

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