El periplo de Sant Jordi

Comienza la semana y todo es optimismo (?) Este interrogante se hace evidente porque entiendo que el lunes no es el día adecuado para hablar de optimismo. Los lunes y durante los tiempos que corren, con una cuesta de enero que no se acaba nunca … Pero no,  no sigo, que mi misión en este espacio no es hablar de economía y los días de la semana son un pasar página, una tras otra, y uno después del otro, los libros que se ponen en fila.

En días como estos, siento la voz de Serrat diciendo aquello de «envuelta en papel de plata», la rosa, claro, la de Sant Jordi y el libro, los libros, montañas de ejemplares en los almacenes, esperando impacientes la salida a la calle, las calles de todas las ciudades y los pueblos y los barrios, por más pequeños que sean. Ya está todo preparado y falta tiempo para leer todas las expectativas, para ir a escuchar a todos los escritores y editores que charlan en todas las librerías de la ciudad.

Aunque no es, todavía no ha llegado el momento, pero las palabras nos esperan multiplicadas y el día 23 es viernes, cuando multitud de expectativas se abren ante la inminencia de un fin de semana que abre sus puertas para hacer de nosotros aquellas personas que queremos ser. El fracaso vendrá después, todavía no, que nos espera el tiempo de navegar, orzando y arribando, orzando y arribando, y preparando las velas para acoger todo el viento del mundo, todo aquel posible que nos debe poder empujar muy lejos.

Me llega una información del Museo Marítimo de Barcelona , que ha preparado actividades para toda la familia y decido comenzar mi periplo de Sant Jordi hablando sobre estas aventuras que nos preparan en las Drassanes. He cogido la imagen de su goleta, tanto en blanco y negro como inspiradora nave dispuesta a emprender las más enigmáticas aventuras.

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