El orden del día
Es una sinfonía prodigiosa. Pensaba en esto mientras leía El orden del día. Aquí el violín, aquí un agudo toque de percusión y el oboe a lo lejos. El coro susura la melodía de un encuentro y una exclamación sonora sale de los discursos histriónicos de un dictador. Éric Vuillard, que consiguió el Premio Gouncourt…