Editorial Planeta ha dado hace unos días su premio Fernando Lara a Ian Gibson, por la novela La berlina de Prim, sobre el asesinato del general en 1870. El misterio sobre la autoría del asesinato de Prim todavía no está resuelto y el escritor irlandés, nacionalizado español desde 1984, ha novelado las peripecias de un joven irlandés que investiga la muerte del general y se dispone a detener a sus asesinos.
Todo ocurre durante los años de la I República y el protagonista, personaje de ficción , resultará ser el hijo ilegítimo de uno de los compañeros del general Torrijos , Robert Boyd. Una novela con historia y pasión, ingredientes imprescindibles para los combinados literarios de Gibson. En este caso, además, el formato de novela negra da a La berlina de Prim un atractivo muy especial, con descripciones muy detalladas de la Sevilla y el Madrid del siglo XIX. Gibson dice que el asesinato de Prim fue decisivo para la historia de España, porque cambió su destino.
No es casualidad que este autor sea el biógrafo «oficial» de Federico García Lorca. Antes de Ian Gibson, todo era un misterio en torno al poeta. El franquismo se inventó miles de rapsodas para recitar el Cancionero gitano, mientras que todo lo sorprendente de Lorca estuvo escondido durante épocas, igual que su cuerpo, debajo de la tierra más negra. Así que nunca dejaré de estar lo suficientemente agradecida a Gibson por lo que sus revelaciones supusieron para conocer mucho mejor el sentido de las sinuosas metáforas, aparentemente inocentes, de un poeta.
“Porque yo no soy un poeta, ni un hombre, ni una hoja, pero sí un pulso herido que ronda las cosas del otro lado” –escribió García Lorca y lo recogió Gibson en su libro De Fuente Vaqueros a Nueva York. Aquí también podemos leer que Lorca era un hombre con una personalidad envolvente «con una innata calidad de juglar, actor y animador de fiestas», con un gran talento como pianista y con una gran «capacidad para crear felicidad a su alrededor».
Ian Gibson nos ha descubierto muchas cosas sobre Garcia Lorca, pero, coincidiendo, casualmente, con su premio Fernando Lara, vi en el diario El País un documento interesantísimo e inédito: una carta manuscrita que podría ser la última del poeta (fue escrita el 18 de julio de 1936). Estaba dirigida a Juan Ramirez de Lucas, un joven de 19 años del que estaba enamorado y que murió el año pasado después de vivir del periodismo durante toda su vida. Ramírez de Lucas se caracterizó por ser una hombre discreto y no explicó mucho su relación con Lorca.