El otro día, bajando por la calle Muntaner, pasó por mi lado, en dirección contraria por la misma acera, Teresa Gimpera, que sacaba a su perro a dar el paseo de la tarde. Iba impecable. Una señora bien por la de la zona alta de Barcelona, alejada de las estridencias turísticas de una ciudad que se ha abandonado a sí misma para tirarse (en el peor sentido de la palabra) a los brazos de un turista que se desvive por beber sangría con pajita en grandes copas.
Encontrarme casualmente a la musa de la moda española de los años 70 me llevó a recordar la exposición que había visto hacía poco en el Palau Robert, en el Paseo de Gracia esquina Diagonal: Barcelona. Prêt-a-porter 1958-2008. Y, a su vez, rememoré mis reflexiones sobre aquella época mientras observaba los vestidos y los vídeos que componían el recorrido de la exposición. Volví a verme entre mis libretas de cuadros con tapa azul, paseando por una ciudad todavía oscura mi estuche verde repleto de bolígrafos y gomas de borrar, y todos los libros de segunda mano que podía comprar en la librería Noveccento de la calle Llibretería (hoy convertida en una tienda de ropa étnica para turistas). Me resultó curioso pensar que mientras yo soñaba con mi futuro y descubría escritores e historias apasionantes del pasado entre aquel mar de libros, al otro lado de la ciudad y en otros ámbitos se estaba fraguando un mundo lleno de nueva moda, se estaba construyendo con nuevos diseños y arquitectos, y nuevas editoriales (ahí Tusquets y Anagrama, por ejemplo) estaban descubriendo nuevos y grandes escritores. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Julio Cortázar vinieron del otro lado del océano y construyeron una nueva forma de hacer literatura, fresca y sorprendente, que cayó sobre nosotros en forma de sonoro ‘boom’ latinoamericano. Macondo, Don Rigoberto, los Cronopios y los Famas, el escribidor y su tia Julia, la cándida Eréndira y su abuela desalmada, Pantaleón y las visitadores, el Rayuela que se leía hacia adelante y hacia atrás o empezando por las páginas centrales…
Lo frívolo y lo profundo, en ocasiones, se presentan bajo la misma forma. Detrás de una risa se esconce un pesimista en ciernes, detrás de una fiesta en Bocaccio se fraguan historias que merecen el Premio Nobel. Detrás de una modelo de pasarela existe todo un mundo de creatividades y de sueños hechos realidad.
Para los que solemos confundir la vida con las páginas de un libro sin corregir, cualquier excusa nos sirve para imaginarnos una novela, o un ensayo, o un artículo, o una entrada para este blog. Gracias por cruzarse en mi camino, Sra. Gimpera.
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