El peligro de estar cuerda

Vi la locura en los ojos de aquella niña y no he podido olvidarlo. Eso te desarma, reduce las estructuras de tu vida a los escombros con los que volver a construir el mundo. Con este recuerdo solo quiero aclarar que entiendo el libro que he leído, y eso no va mucho más allá de la mirada nebulosa de un ser que desconozco, como también sus emociones y el motivo que la llevó a estar encerrada en una institución mental. Rosa Montero aclara en las primera página de El peligro de estar cuerda que siempre supo que algo no iba bien dentro de su cabeza.

Si hay que acostumbrarse a las propias oscuridades, a las crisis personales, a mirar el mundo desde otras perspectivas, vamos bien, vamos hacia el lugar adecuado, hacia la compresión de la vida que nos posee.

¿El peligro de estar cuerda es ficción o un un estudio pormenorizado de la mente, la propia y la de los otros? También es la necesidad de saber sobre la mente y sus angustias. Psicólogos, psiquiatras y también la filosofía y la literatura. La mente humana ha sido diseccionada desde todos los frentes del pensamiento.

¿Qué es lo normal? ¿Qué es ser raro? ¿Qué es estar loco? ¿Qué es estar cuerdo?

A veces me parece que nos hemos olvidado ya de que estuvimos muchos meses encerrados en casa. Cambiamos nuestras costumbres y para algunos cambiaron también los objetivos. La angustia, la incertidumbre y la opresión que produce la enfermedad es un recuerdo que nos abruma. La solución es poner tierra de por medio y hacer como si lo malo fuera un recuerdo que hay que borrar. Pero, aunque la mente oculte las pesadillas, no puede evitar que se cuelen por los entresijos del inconsciente. ¿Y eso es bueno o es malo?

Más preguntas sin propósito de respuesta. El peligro de estar cuerda salió a la palestra cuando parecía que ya se había superado la mayor epidemia que habíamos sufrido la mayoría de nosotros. Yo lo leí durante el verano de 2022, cuando di positivo por primera vez y me pasé varios días en casa con la extrañeza de tener en mi cuerpo esa enfermedad maligna con los síntomas de una gripe benigna. Di las gracias a las vacunas que me había puesto y me puse a leer con apetito las últimas páginas editadas de una escritora que casi siempre me convence. Rosa Montero me convence desde que leí su primera novela, Crónica del desamor, cuando me enfrentaba a mi primer curso de la Universidad. Desde entonces procuro asistir al duelo de una autora con su literatura, la suya, que no es como las otras.

Rosa Montero dice que los escritores están un poco chiflados, porque de lo contrario no estarían inventando mundos paralelos a la realidad. Y debe ser verdad, aunque tampoco me atrevo a asegurarlo. ¿Quién soy yo para contradecir a un ser humano que ha invertido horas y muchos días del calendario para llegar a la conclusión de que la cordura es una cosa muy rara?

Una de las cosas buenas que fui descubriendo con los años es que ser raro no es nada raro, contra lo que la palabra parece indicar. De hecho, lo verdaderamente raro es ser normal. (Pag. 12 de El peligro de estar cuerda. Rosa Montero. Ed. Seix Barral)

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