Van Gogh, Mistral, toros, flamenco, Arlés, Nimes

imatgeFrédéric Mistral preside una de las plazas principales de Arlés, esta antigua, tranquila, acogedora y pictórica ciudad de la Provenza francesa, donde el Ródano se  divide en dos brazos y forma el hermoso delta llamado la Camarga. A pocos kilómetros de Aviñón y de Orange, Arlés parece salida de un cuadro de Van Gogh. El puente, el patio, las flores … Le Cafe La Nuit, el del famoso cuadro Cafe, Le Soir, del pintor holandés. Este sitio existió, pero cayó durante un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. Luego hicieron otro café como el del cuadro. Una actitud reconstructiva muy francesa. El resultado es un rincón, situado en la place du Forum, que invita a tomar un aperitive ya contemplar el mundo como si fuera una pincelada roja . Aquí, Mistral, o el recuerdo que deja su enorme monumento, parece que quiere encaminarse a otro lugar, tal vez en la estación de trenes, de la que, al parecer, se quejó mucho. Frédéric Mistral, felibre y Premio Nobel de Literatura, fue uno de los más importantes escritores en lengua provenzal (Occitania, como lo es también el aranés). El autor del poema épico-romántico Mirèio (Mireia) (que después Charles Gounod convirtió en ópera) no es actualmente un autor de referencia en  Cataluña, pero lo fue en la época de la Renaixença. Si, realmente da para mucho un aperitive justo al lado de la estatua de Mistral. La cosa es que, cada vez más, esto de viajar se convierte en un darse cuenta de que la literatura nos persigue y no podemos hacer nada para evitarlo. Después de todo, parece evidente que la literatura no es otra cosa que la vida misma. Así, dicho, grosso modo.

Ciertamente la Provenza es un lugar bellísimo y sorprendente, no sólo por su extraordinaria gastronomía, sino también por el paisaje, que se transforma en un arco iris durante la primavera. Con su clarividente locura, Vicent Van Gogh supo expresar toda la fuerza del paisaje y también la pasión por la vida que se respira en toda esta región de Francia. Y digo pasión, para añadir seguidamente que sorprende comprobar cómo se viven aquí ‘el as corridas de toros ‘ y los festivales de flamenco. No hay restaurante, bar o tienda de souvenir sin alguna referencia taurina. Nimes, entre La Provenza y el Languedoc, es una de las plazas toreras más importantes y ha convertido su anfiteatro romano en una plaza de toros, en recuerdo de los míticos gladiadores romanos y en homenaje a los actuales toreros ‘(dicho en castellano, tal cual). Los toros y los caballos blancos de la Camarga se pueden ver tranquilamente, yendo en coche o caminando, por los caminos que serpentean el delta.

 

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