Creo que Terenci Moix no se quería morir. A pesar de su mala salud, creo que pensaba que era inmortal. Como debía desaparecer alguien que amaba tantísimo la vida?
Sabes que he gastado todos mis ahorros comprando unas fotos inéditas de Marilyn Monroe en una subasta?
En serio, Terenci?
Si, no lo he podido evitar. C’est la vie!
Pero, finalmente, en 2003 el sueño se deshizo y el mundo se comportó como un hombre de negocios pidiendo la factura. La despedida de Terenci Moix en el Ayuntamiento de Barcelona fue multitudinaria, y puedo asegurar que se llevó a la eternidad un impertérrito y malévolo paquete de ‘Ducados’.
Me pongo ahora a recordar todo ello con una buena excusa. Esta semana se ha presentado una novela inédita en castellano que Terenci Moix publicó en catalán en el año 76. Se llama, como ya saben, sádico, esperpéntico e incluso metafísico, según la traducción que Juan Bonilla ha hecho de aquel Sadístic, esperpèntic i àdhuc metafísic.
Ha publicado este libro el exministro de José María Aznar Manuel Pimentel, y ahora editor de Berenice. Pimentel ha estado en Barcelona esta semana y ha presentado el libro junto con Anna M. Moix, la hermana de Terenci. Ambos han confesado que hubo una gran complicidad entre ellos durante la presentación y han coincidido en la definición de esta novela, que coincide en el tiempo de la publicación con la época del ‘boom latinoamericano’ y el fantástico momento editorial que tuvo lugar en Barcelona durante los años 70. En ese momento Moix era un personaje y un escritor con una vena erótica perversa e incluso destructiva que escandalizó a muchos bienpensantes del momento. Esta novela condensa el universo transgresor de su autor, personalizado en el pequeño Manelet, nacido en la posguerra barcelonesa y aniquilado por las deformaciones educativas de un momento histórico demoledor .Como resulta muy complicado encontrar la novela en catalán, Berenice nos ofrece ahora la oportunidad de recuperar el relato real de la Barcelona de los años cincuenta , por cierto , muy diferente a la realidad que se podía contemplar el NO – DO .
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