Leo que los familiares de Federico García Lorca, «facilitarán el ADN para identificar al poeta». La familia no es partidaria de remover los restos, pero afronta con cautela y determinación todo el proceso de las excavaciones de la fundición de Alfacar, donde está supuestamente enterrado el poeta asesinado, junto con el maestro Dióscoro Galindo, los banderilleros Francisco Galadí, Joaquín Arcollas y el inspector Fermín Roldán …
Estoy completamente convencida de la necesidad de abrir todos los cajones, cajas, los bolsillos y los agujeros donde se ha escondido durante decenios la memoria de millones de personas. Esta memoria que estuvo coartada, primero por una dictadura hiriente, cercenadora y asesina y después por la más absoluta de las indiferencias de aquellos que querían olvidar y pasar página. Abrir un debate, creo, es absolutamente necesario y terapéutico, además de ser, ahora sí, legalmente admisible.
El olvido es una más de las torturas que han sufrido durante años los familiares y los muertos de la guerra, los que, además de perder la vida, estuvieron sometidos a la humillación de la indiferencia.
Sobre el caso de Federico García Lorca se ha desarrollado una gran polémica. Quien debe decidir si se debe abrir o no su supuesta fundición? Los familiares quieren respeto, como todos los familiares de los muertos que se quedaron en la cuneta. La lógica de la razón pide que cualquier decisión que se tome sobre el asunto no se haga siguiendo las normas perversas del juego político.