Josefina Aldecoa era una niña durante la Guerra Civil y decía que aquellas vivencias las llevabasiempre muy dentro de sí, porque «lo que vivos durante la infancia te marca mucho».

Josefina Aldecoa era una mujer joven en los años 50 y formaba parte de la generación literaria a la que dio nombre la década. Me atrevo a decir que las creaciones de aquellos escritores fue trascendental, marcó un estilo y cambió de manera importante la estructura clásica de la novela. La denominada Novela Social explicó la verdadera realidad de una sociedad sometida, la que no salía en los noticiarios oficiales.

Los amigos de juventud Josefina Aldecoa parecen salidos de un manual literatura, pero son reales, con ellos pasó horas hablando en el Café Gijón. Eran principalmente Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Rafael Azcona … o Ignacio Aldecoa. «Nos conocimos bajo el espejo que preside el Café Gijón» explicó en mas de una ocasión la escritora recordando a su marido, con quien vivió durante 17 años. Ignacio Aldecoa murió joven pero antes dejó su apellido a su mujer y una creación literaria sensacional.

Esta semana ha muerto Josefina Aldecoa, escritora y profesora. Con ella murieron también sus recuerdos y la de su manera clara y diáfana de explicarlos. Pero la naturalidad y la elegancia de Josefina Aldecoa han quedado impresas en cada una de las páginas de su obra, una narrativa que ha reflejado con sabiduría la sensibilidad y la problemática social de las mujeres en obras como la trilogía Mujeres de Negro o Historia de una maestra , basada en la vida de su madre y la obra de muchos maestros durante los años de la República.

Cuando me enteré que había muerto Josefina Aldecoa (Josefina Rodríguez, en realidad) recordé una entrevista hace años en Radio Nacional, con Eduardo Sotillos. Me pareció fascinante cuando explicaba que había llegado a conocer Truman Capote o Kerouac y que, incluso, había llegado a ver a Greta Garbo en Nueva York, durante su primer viaje a la ciudad en 1958.