Carlos Zanon ha querido describir a un Carvalho crepuscular, que recuerde a Clint Eastwodd en El Gran Torino. La mirada de un hombre oscuro que ya se ha conformado y que desea irse, aunque la inercia lo arrastre por los vericuetos inconfundibles de la maldad y la bondad humana. Pepe Carvalho simula indiferencia, pero todos sabemos que le duelen las pérdidas, y deambula por una Barcelona extraña y cambiada, en la que hay que buscar los paisajes de siempre como si fueran un tesoro.
Pero lo que más añora el personaje es a su autor, que se quedó en un aeropuerto de Tailandia y no volvió a una Rambla que perdió ya sus flores y sus pájaros y los cambió por un souvenir barato. Así que, mientras los imanes con restos de Gaudí tal vez sujeten notas en las neveras de un obrero de Manchester, Liverpool o del sur de California, el detective indiferente se revuelca en lo que queda de su identidad y observa casualidades para descubrir el delito detrás de una sonrisa impostada.
Carvalho, problemas de identidad apareció en enero, con el frío calando los huesos de la ciudadanía, pero en el interior de las páginas de este libro el calor de la ciudad en verano inunda las calles del centro. Carlos Zanon escribe sabiendo que no es de él, que su personaje es de otro, una herencia con la que experimenta. Olor a humo de tabaco y soledad, dos ingredientes con los que cocinar manjares que no vas a comer, pero que te dejaran suficiente aroma como para alimentar un estómago vacío. El alcohol adueñándose de la fragilidad de un cuerpo, probablemente enfermo, que añora, aunque no quiera, algunas certezas del pasado.
Gracias Isabel, veo que te gustó Mabel Beltrán Lectora invencible 93 5823020 Dpto. Documentación TVE
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Me parece un experimento por parte de Zanón y una manera extraña de que Carvalho salga de nuevo al mercado. Me lo pasé bien leyendo este libro, aunque no lo voy a recomendar, por no herir susceptibilidades…
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